La modernidad

En un tiempo, ya medio rancio, se decía que la modernidad sacaría al hombre de la oscuridad para elevarlo a las más altas cumbres de la razón y la independencia. La modernidad haría al hombre dueño de sí mismo y dueño de toda la naturaleza a la cual, por ser hombre, podría manejar a su antojo.

¿En qué momento arruinamos la fiesta digo yo?

Eso fue lo que tal vez me vino a la cabeza cuando me subí al modernísimo transporte que cambiará Lima, conocido en el mundo del hampa como el Metropolitano. Modernidad de muchos caminando y apretujados viajando en una estación de cemento hecha. Y no sé por qué en desorden estoy hablando. En imágenes creo el entender a ustedes alcanzará:

Apégueshe sheñorita

Y fue así que tuve mi primer encuentro cara a cara con la modernidad. Primer paso: entrar a la estación. La estación está precedida de un centro comercial, muy moderno y en el cual, para variar, no hay librerías (otro signo de modernidad). Camino descendente hasta llegar al submundo del cual emergerá gloriosa, la modernidad en forma de gusano plateado.

Son muchas escaleras y una multitud que tiene algo bastante raro: es ordenada. Pero volviendo a lo de las escaleras, me llamó la atención ese diseño conceptual y que piensa en todos: en los flojos que suben en escalera eléctrica, los normales que vamos por la escalera común....y los aventureros que prefieren deslizarse y/o rodar por una especie de rampa. Arquitectura del futuro.
Gentil e iluso conejillo de indias de laboratorios manzana

Dentro del gusano la multitud ordenada se vuelve una suerte de perreo chacalonero donde todo vale. Empaquetados y cada vez más apretujados, todos viajan muy felices y agradecidos por este milagro que la modernidad nos da, mientras pienso en sardinas...por lo apretados que estamos. Y en que ir sentada es más difícil que chuparse el codo. Y es que los de la PETA deberían darse una vuelta por acá para sentir lo que sienten los pobrecitos peces muertos y empacados. Y los antitaurinos también, para que sepan qué se siente una embestida.

Avanshaaaaaaaaaaaa

Llega el paradero y baja baja. Por fin respiro aire puro...o, creo que exageré un poco. Y bueno, al final la modernidad no es ser independiente ni nada de esas babosadas. Es ir bien apretado, despacio y abriéndose paso a codazos. Como el metropolitano. Como la vida misma. Siendo así, el transporte del futuro será el loco calato corriendo por la vía expresa. Y fácil que ese resulta siendo más seguro.

hgtrsfsghjjjkk!!!!