A todos nos enseñaron (o bueno, al menos a mí) que la vergüenza empezó con Adán y Eva, la firme, no la que dejó su camioneta botada en la Cato. Y es que cuando la atolondrada de Eva mordió la manzana el mundo, incluyendo el Perú, se jodió.
Y así es como empezó la vergüenza. Pero lo que nadie nos explica es por qué la vergüenza tiene que estar concentrada en esas partes que nos diferencian. tampoco se explica qué leyes físicas hacían que Adán y cia. pudiesen sostener con admirable equilibrio las hojitas de parra que cubrían sus partes pudendas. Hubiese sido bueno saberlo, para que, por ejemplo Indecopi tuviera una alternativa que ofrecer al pezweon, discriminado por llevar impúdicamente lo que pudorosamente guardarse debe. Tal vez unos calzoncillos Boston sirvan, en caso de no conseguir hojas de parra.
Y así es como empezó la vergüenza. Pero lo que nadie nos explica es por qué la vergüenza tiene que estar concentrada en esas partes que nos diferencian. tampoco se explica qué leyes físicas hacían que Adán y cia. pudiesen sostener con admirable equilibrio las hojitas de parra que cubrían sus partes pudendas. Hubiese sido bueno saberlo, para que, por ejemplo Indecopi tuviera una alternativa que ofrecer al pezweon, discriminado por llevar impúdicamente lo que pudorosamente guardarse debe. Tal vez unos calzoncillos Boston sirvan, en caso de no conseguir hojas de parra.
Pero, ¿es justo decir que el mundo (insisto, incluyendo al Perú) se jodiò por la vergüenza?¿No hay otras cosas peores que esas las que nos joden día a día, las 24 horas? Por ejemplo, el tráfico. Lo que en tiempos a.C (Antes de Castañeda) nos tomaba media horita, hoy es un infierno long play. Puedes hasta romper récords haciendo viajes de 2 horas en una ruta que toma 45 minutos, como yo. ¡Yupi! ¿dónde está la revista Guiness? Ah, ok, está terminando de medir el turrón más grande del mundo.
Y es que a veces una quisierea ser como los locos. Calatos, idos y por encima de las leyes del espacio, tiempo y supervivencia, como los borrachos. Fundamento mi afirmación en un caso que vi. hace un tiempo apareció por mi barrio una loca calata. Y andaba así,libre y calata por las calles, se quitaba a tirones la ropa que algunos le daban y no sé si comía, pero pasaba puntual por el frente de mi casa, después de la loca que azotaba la reja de la puerta.
Cierto día no la vi más. Asumí que la llegada del invierno hizo lo suyo hasta que un día, conversando con un amigo, le conté la historia de la loca calata. El me dijo que había una exactamente igual a la que le describí en su barrio. Eso no sería nada raro si es que no viviésemos en los lados opuestos de Lima. ¿Qué pasó? ¿Será la misma? A partir de ahí empecé a creer en el misterioso poder de los locos, algo que ni Newton ni Einstein lograron descubrir a tiempo. Qué loco.